martes, 4 de octubre de 2011

Día 6: Bogotá

Amanezco vestido encima del sofá. Al menos voy sin zapatillas. La resaca es animal. No suelo tener días de éstos, así que me encuentro a morir. Mi cabeza me odia y se ríe de mí, no para de dar martillazos sin venir a cuento.

El plan para hoy es una barbecue en casa del primo de Anita, se llama Juan Pablo y es un tipo muy enrrollado. La kelly la tiene en una urbanización VIP de Bogotá. Nos reunimos en el patio de su chalet con vecinos, amigos y familiares suyos. Comemos trozos de carne, chorizo, morcilla, chuletas, ensalada y papas criollas. Y bebemos cerveza colombiana y vinos chilenos. Y aguardiente. Sí, soy un valiente.

Al llegar allí mi resaca está en su punto más álgido, pero después de zampar y de chupar, se me pasa el dolor de cabeza. Genial. Son todos muy agradables, y hablamos de comida, de vinos europeos, de fútbol, y de cómo esta cambiando Colombia en los últimos años. Charlamos de todo un poco, y de lo bien que estaría montar un business en este bonito país.

Sobre las siete de la tarde plegamos y volvemos a casa. Anita está reventada y se queda en casune, así que es noche de machos: los tres del equipo y Mateo, el bro de Anitosss, que lleva todo el día con nosotros. Queremos tomarnos una birra por el barrio, y elegimos un garito por el que pasamos todos los días cuando llegamos a casa. Se llama Aroma y Tanga. Fabuloso nombre! Pero el local está cerrado por ser domingo (nadie lo entiende). Tras la decepción, vamos a un terracita de un súper (sí, de un súper). Bebemos. Los muchachos están animadetes y después de que nos larguen porque cierra el supermercado, acabamos en el único sitio abierto de la zona: un club de striptease. El garito no está mal, pero al llevar un minuto allí nos damos cuenta de un detalle: es un puti en toda regla. Así que después de negociar los precios (de las birras, pecadores!), nos quedamos allí. Debe de ser pronto para los puteros porque somos los únicos clientes. El ambiente que llevamos nosotros es de muchas risas, algunas chicas se nos acercan, y alguna de ellas es muy graciosa, pero la verdad es que ninguno estamos interesados y hay poquito que catar, también hay que decirlo. Sobre la una in the morning regresamos a casa.

Es domingo y llevamos ya seis días en Bogotá. Hay ganas de mover. Estamos genial, pero apetece mucho descubrir todo lo que nos puede ofrecer este país. Mañana iremos  San Gil. Sí, ya toca, porque además, llevamos seis días con calcetines.

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