sábado, 1 de octubre de 2011

Sin calcetines


¡Hola a todo el mundo!

He creado este blog para intentar contaros la historia de cuatro amigos que pretenden recorrer medio mundo durante todo un año. Cuatro individuos que han dejado sus curros fijos, todos ellos en diferentes pero igualmente respetadas instituciones; en una época de crisis económica galopante, en la cual todo hijo de vecino reza para quedarse como está, que no es poco. ¿Locura? ¿Inmadurez? ¿Hastío? ¿Valor? ¿Riesgo? Cada persona tendrá sus propias opiniones y respuestas, y por supuesto, yo tengo las mías: inconformismo y curiosidad. Ésos son los muelles que han impulsado mi salto a hacer esto. Inconformismo con el trabajo que tenía, con el futuro que vislumbraba, conmigo mismo. Y curiosidad. Curiosidad por ver el mundo, por descubrir este planeta; por conocer otras culturas, otro tipo de sociedades, otro tipo de formas de pensar, de actuar, de vivir... Quiero que este viaje me cambie, me abra los ojos y los oídos.

Me gustaría poder dejar reflejada en palabras la experiencia que vamos a vivir durante los próximos doce meses. Va a ser un camino largo, donde nos pasarán mil y una movidas; y la idea es que vosotros podáis estar al tanto, más o menos, de todas y cada una de ellas. Esperamos vuestros comentarios, sugerencias y ánimos. Y que os hagáis un poquito partícipes del pedazo de viaje que nos vamos a marcar.

En el siguiente episodio os presentaré por todo lo alto el equipazo de seres humanos que se va de aventura: tres hombres, una mujer y varios destinos, ¡muchos destinos! Pero antes, dejad que explique el título de este intento de diario de a bordo. Sin calcetines. “Menuda parida que se ha marcado el personaje del Borjita”, pensaréis muchos. Sin calcetines. Desde peque siempre me ha gustado estar descalzo por todos los sitios. Manía que a mis queridos progenitores les tocaba un poco las narices. Pero fue el verano pasado cuando me di cuenta lo mucho que agradezco tener mis pies desnudos. Era agosto y tuve mis tres semanas habituales de vacances. Durante los veintiún días fui descalzo o con chanclas. Y fue el día 1 de septiembre, cuando reenganché en la oficina, y me tuve que poner el traje, la camisa, la corbata, los calcetos y los zapatos, cuando me percaté de la movida. Me dio una bajona tremenda. Y me quedé sorprendido, porque no fue la corbata lo que me mató; fue tener que volver a taparme los pies porque volvía al asfalto de Madrid. Libertad, placer, alegría; sí, eso es lo que significa para mí.

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