lunes, 21 de noviembre de 2011

Día 45: Cuenca

Cuenca está guay, sí, sí, sí. Es bonita, manejable, y en ciertos momentos recuerda un poco a una ciudad europea, y eso es algo que no se puede decir de casi ningún lugar en los que hemos estado. Para bien y para mal, supongo. Y recuerda un poco a Europa porque aquí tienen panoja. No sabemos muy bien en qué se basa el poder económico de esta ciudad, pero es la más cara del país, y como ya he dicho, es la más bonita localidad de todo el Ecuador. Las calles, los edificios, las plazas, los coches, la ropa y las tiendas que ves al pasear, te muestran que el nivel económica de esta peña está bastante por encima que la media del resto del país.

A pesar de ello, hemos conseguido cama en un hostal muy económico, ¡ y con un cuarto para cada uno! Llevo 45 días durmiendo con (al menos) otra persona en el mismo cuarto (siempre Javi o Leo), exceptuando los seis primeros en Bogotá, y la verdad es que hace hasta un poco de ilusión. Puede parecer una chorrada, pero dormir a solas, para mí, también es un verdadero placer.

Lo de conseguir cama no era moco de pavo, ya que justo este viernes comenzaba la XI Bienal de Cuenca, y todos los hostales económicos ya estaban pillados cuando hemos llegado, sobre la hora de comer. Así que triunfando con el hostal Majestic: era la última opción barata que quedaba por el centro histórico de la ciudad.

Después de instalarnos y de darnos la merecida, anhelada y necesaria duchita, nos disponemos a conocer la ciudad. Y eso, que mola. Pasamos la tarde paseando, haciendo alguna fotuki, y palpando el ambiente del fin de semana que ya comienza. Qué buenos son los viernes por la tarde. Llevo ya bastantes semanas sin currelar, es decir, que cada día puede ser viernes si quieres, pero aún así, me siguen flipando las tardes de viernes. Me encantan. El curro de la semana acaba, el finde comienza en todo su esplendor, y en las calles de la ciudad y en las sonrisas y miradas de la gente, sea aprecia ese brillo de felicidad y libertad.

A mitad de tarde nos encontramos con un par de chavales locales, hacemos buenas migas, y ya no nos separamos de ellos hasta el final de la noche. Son jovencitos, de la edad de Leo, pero suficiente para que nos guíen y nos recomienden a qué sitios y a qué hora hay que ir para rumbear un poquitín en esta agradable ciudad. Y bueno, qué decir, ¡la fiesta ha sido buena! Lo hemos pasado fetén, y hemos vuelto a bailar como auténticos posesos. Anita hizo vídeos en la discoteca y son tela marinera. Bailando (por ponerle un verbo que se entienda) reggaeton como si fuese la última noche en la Tierra. Los colegas de Cuenca se morían de la risa con nosotros, y yo me moría de la vergüenza viendo los vídeos de Anitosss al día siguiente. No, sex appeal creo que no era nuestra bandera.

Al día siguiente, y con una resaca digna de final de campeonato mundial, nos dispusimos a seguir paseando por la city, y aprovechar las horas de Sol antes de dejar la ciudad. Aprovechando la bienal, tocaban unos momentos culturetas. Vimos varias exposiciones en diferentes lugares habilitados que había por toda la ciudad. Y como suele pasar con el arte moderno, un poco de todo. Movidas realmente guapas, impactantes; y movidas que son (al menos para mí) auténticos cagaos. Arte. ¿Qué es el Arte? Prácticamente todo puede considerarse como algo artístico. Pero creo que hay algunos autores que son artistas de la pista, y no por sus creaciones, sino por el morro que le echan y la suerte que han tenido. Sí: envidia cochina.

Hemos estado sólo unas 30 horas en Cuenca, y no nos importaría quedarnos otro día más, pero la verdad es que nos apetece mover. ¿Por qué? Porque queremos Sol, calor y playa. Llevamos semanillas con poco Sol y bastante lluvia. Por no hablar de Anita y Leo que se perdieron El Paraíso: Capurganá... Así que vamos a mover ya hacia Perú, al norte del país, en busca de tranquilidad y playa, de mar y de Sol, ¡de calorcito y buen rollo!

Dejamos ya Ecuador, ha sido un paso bastante fugaz. Una semanita no da para conocer un país, ni mucho menos, y nos hemos dejado varias cosas interesantes por conocer, pero es imposible conocer todo a fondo. Y sabéis todos cuáles son los impedimentos: tiempo y dinero, dinero y tiempo. Es lo que hay.

A pesar de sólo pasar siete días en el país, sí que da tiempo para apreciar varias cosas: como que no nos ha dado la impresión de ser un país tan pobre como te imaginas; como que las carreteras son mucho mejores que en Colombia; como que los viajes en bus están realmente tirados de precio; como que la comida es parecida a la de su país vecino, pero creo que algo peor; que la gente es muy tranquila, muy agradable, muy educada; y como que a pesar de ser un país bastante pequeño en su extensión, tiene un diversidad brutal: porque aquí tienen bien de playa, tienen varios de los picos más altos del planeta, y tienen la selva del Amazonas.

Decimos adiós (o hasta luego) a Ecuador, y ponemos rumbo a Perú. Nos esperan muchas e intensísimas experiencias en ese país. Y una de las paradas más especiales de todo el viaje: Machu Pichu. Qué más decir...



  

3 comentarios:

  1. Creo que mi hermana estuvo en Perú unos meses, le pregunto y os digo algo....

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  2. a seguir disfrutando y compartiendo. Cuidarse....Salud en el camino!

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  3. Por si os salen mal las fotukis que, by the way, pueden mejorar


    http://panoramas.pe/machupicchu100.html

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