sábado, 16 de junio de 2012

D'ias 125-128: Sao Paulo

Despu'es del tour por Chile, pasamos d'os d'ias m'as en la capital (d'ias 123 y 124 del blog, m'as o menos, porque esto no son matem'aticas, sabes?), y nos despedimos de ella, de Ube, de Dami'an y de Diego como se merece: con otra gran cena y con una fiestaca posterior en toda regla. De esa noche loca s'olo comentar que nos hicimos colegas de Fernanda "La 'Unica", una personaja muy bestia. Mucha tela. Hubo momentos surrealistas e irrepetibles, con documentos gr'aficos que es mejor que nunca salgan a la luz.

Por la manhana, sobando muy poco (o nada), Dami'an y Diego nos llevaron al aeropuerto. Bueno, nos llev'o Dami'an y Diego nos acompanhaba. Nos despedimos con sinceros abrazos y pillamos nuestro vuelo previsto. Cumpl'iamos ya cuatro meses de viaje: c'omo pasa el tiempo. Corre, vuela, a la velocidad de la luz, sobre todo cuando no paras de disfrutar. Lleg'abamos a nuestra 'ultima parada en Sudam'erica: nada m'as y nada menos que Brasil, y m'as concretamente, Sao Paulo.

Lo primero que recuerdo de Brasil, justo al salir del aeropuerto al exterior, es una nube. Eso es. Una nube inmensa, de proporciones gigantescas, pendida, flotando en el cielo. Hay semejantes nubes en Espanha? Creo que no, pero quiz'as es que no me he fijado lo suficiente. El caso es que, como los 'arboles, me gustan mucho las nubes, aunque no me inspiren tanto. No el t'ipico cielo gris encapotado, que me da una bajona tremenda. Me refiero a esas nubes blancas, con mucho volumen, como algodones de az'ucar, que van cruzando lentamente el cielo azul. Bueno, pues esta nube era antológica, cósmica, brutal.

Sao Paulo es enorme. A m'i me gustan las grandes ciudades, y perderte en sus innumerables calles, pasando desapercibido entre miles de diferentes seres humanos. Pero creo que esta magnitud ya es algo demasiado. Diecinueve millones de personas (19!). Una jungla de asfalto llena de edificios, coches, m'as edifcios y muchos m'as coches. Lo tiene todo, c'omo no, con semejante tamanho. Pero la verdad es que aunque de primeras te agobie, te engulla y te pueda sacar de quicio, es una ciudad que tiene sus encantos y un lugar donde se puede vivir bastante bien. Eso s'i: con pasta, con muuucha pasta. Eso que nadie lo dude.

Recordando nuestra llegada hasta el hostal desde el aeropuerto, que fue una jodida odisea, pienso en la locura que es llegar a un sitio nuevo, que no conoces, con las peazo mochilas a cuestas, con las pequenhas bolsas en la mano, meti'endote en un metro o en un bus abarrotado de gente, donde no cabes y donde todos te miran con cara de asesino por molestarles con tu macuto, cansado, perdido, sin duchar, y sin saber muy bien cua'l es tu parada ni qu'e direcci'on tomar: definitivamente, 'esos son unos de los peores momentos del viaje. En ese instante, podr'ia morder la yugular de cualquier desconocido al m'inimo roce, y dejarlo seco en el suelo, desangrado, blanco, con cara de zombie.

No, la llegada a Sao Paulo no fue la m'as agradable de todas. Y menos mal que una chica boliviana, medio sordomuda, y otro chico chileno, nos ayudaron un poco a situarnos, porque los brasucos iban todos a su bola. Parec'ian europeos estresados, carajo. Por no hablar del gremio de conductores de autob'us! Y esto es extendible a todo Brasil: en general, son todos unos cabronazos. As'i, hablando clarinete. Maleducados, groseros, bordes, y nazis; tienen las entranhas podridas y envenenadas, y morira'an lentamente, con un intenso dolor, debido a un est'upido rencor interior que no s'e de d'onde les viene.

Aunque la llegada al pa'is y a la ciudad no fuese lo que se dice id'ilica, guardo un muy buen recuerdo de Sao Paulo. El barrio Liberdade, que es el barrio japon'es, donde hay una fuerte comunidad japo arraigada all'i desde hace d'ecadas, y que al darte un paseo por sus calles, parece que est'es en otra ciudad, en otro continente. La Plaza de la Rep'ublica, en el centro de la ciudad, muy bonita, donde se estaba fresquito incluso a pleno d'ia, rodeado de pequenhos canales con sus diminutos puentes, y donde hab'ia plantados varios 'arboles con anch'isimos troncos. El mercadillo de Vila Madalena, una especie de rastro, much'isimo m'as pequenho, metido en una plaza rodeada de bares, pero que ten'ia cierto glamour, y que lo ten'iamos a cinco minutos de paseo desde nuestro hostal. Ese barrio, nuestro barrio, molaba, mola: tiene un cierto aire bohemio, art'istico, con edificos bajos, y lleno de boutiques de moda (prohibitivas), de tiendas de ropa de segunda mano, y de bares y garitos guapos para salir de fiesta por la noche, o simplemente para estar de canhejas en una terraza.

En ese hostel lo pasamos muy bien. Pronto hicimos grupo, y a nosotros, al ser ya cuatro, se nos iba juntando m'as penha: un espanhol, un brasuco, un mexicano, dos ingleses, otra brasilenha, y tres chicas canadienses. All'i hicimos nuestras primeras caipirinhas caseras: no muy aut'enticas pero pasables. Hasta unas semanas m'as tarde no aprender'ia a preparar una caipirinha como Dios manda. Pas'abamos bastante tiempo en el hostal, porque com'iamos siempre ah'i comida que nosotros cocin'abamos, ya que los precios en este pa'is est'an por las nubes. Exceptuando un pollo hecho a la lenha, en un garito en el mismo barrio,  que estaba de muerte. Compet'ia codo a codo con el pollo asado de San Gil en Colombia. Uuummm... Se me hace la boca agua.

Recuerdo pasar alguna manhana metidos en una min'uscula piscina de pl'astico (las peques de jard'in) que hab'ia en el patio. No cabr'ian m'as de seis personas a la vez, pero era una gozadica. Te librabas del intenso calor, pod'ias tomar el Sol o leer un rato, o beberte una cervecita fresca del bar; y adem'as, era un buen sitio para conocer gente del hostal y establecer una conversaci'on. A Pinha y a m'i, despu'es de desayunar, nos costaba mucho salir de esos 9 metros cuadrados de pl'astico azul.

De Sao Paulo tambi'en tengo el recuerdo de patear, patear y patear. Pero es as'i como descubres una ciudad, as'i es como la conoces de verdad, y no movi'endote en buses, metros o taxis. Por el centro, hab'ia grupos callejeros de m'usica y de baile: qu'e ritmazo! J'ovenes, viejunos, nihnos, todos mov'ian el culo sin parar. Y t'u te quedabas ah'i pasmado, mir'andolos durante minutos, sin querer (y sin poder) seguir andando hasta tu destino. Con las chicas, las canadacas, que hicimos muy buenas migas desde el minuto uno, tambi'en visitamos el Mercado Municipal y el parque m'as grande de la ciudad. El mercado estaba muuuy bien, ten'ia mucha clase, pero era muuuy caro. All'i prob'e y durante esos d'ias, gracias a estas chicas, frutas que en la vida hab'ia probado, frutas que ni sab'ia su nombre ni sab'ia ni siquiera de su existencia. La verdad es que mi ignorancia supina en el mundo de la fruta deber'ia hac'ermela mirar. Y como dec'ia, estuvimos un tarde en el parque, que suele ser una de los mejores escapes de cada gran ciudad. Un parque grand'isimo al que nos cost'o llegar como dos horas andando desde Liberdade. All'i nos tumbamos, delante del lago, de relax total. Y al rato, apareci'o un cisne, un cisne negro (por cierto, otra gran pel'icula de un crack de director y con un papel'on de una preciosa actriz), un animal que no todos hab'iamos visto. El ave, muy elegante y parsimonioso, orgulloso y caprichoso, le gustaba que le mirasen, ser el centro de atenci'on; porque ten'ia todo el lago para poder plantarse, sin gente, y decidi'o pavonearse durante un buen rato justo delante de nosotros, esperando nuestros cumplidos y posando para nuestras fotos.

Despu'es de pasar cuatro d'ias y cuatro noches en la capital financiera y cultural del pa'is que es Sao Paulo, nos dispon'iamos a dejar a un lado el ladrillo, el humo, el metro, los sem'aforos, los coches y el estr'es de la gente, y cambiarlo por lo que realmente est'abamos buscando, y por lo que para m'i es verdaderamente este interminable pa'is: sus maravillosas e impresionantes playas y sus cautivadoras y salvajes islas.

   


3 comentarios:

  1. Menos coña y más actualizar. I predict a riot!. Gos.

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  2. Portugal 7 - España 8. Gos

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  3. Espanha-Italia. Me ha fallado Alemania. Aunque sean italianos, vamos a volver a ganar. Estoy convencido desde el primer día: seguimos siendo los mejores.

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